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La creatividad del maestro

Autora: Maria Folch

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Hoy en día se habla mucho de creatividad. Podemos encontrar expertos que destacan el valor de cultivarla en ámbitos tan distintos entre sí como el del crecimiento personal o el de la empresa. Pero hay sin duda alguna un lugar en el que la creatividad no algo superfluo, sino algo absolutamente indispensable, y éste es el ámbito de la educación, y en particular, la escuela.

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Vivimos en un momento histórico interesantísimo, en el que nos enfrentamos a nuevos retos para los que no estábamos preparados y a la vez pretendemos ayudar a los niños para un futuro que desconocemos totalmente.

Las novedades en los últimos 100 años en el mundo educativo han sido incontables, en numerosos países, así como los descubrimientos científicos acerca del funcionamiento del cerebro.  Aunque todo ello está cambiando la mirada que tenemos del ser humano y en concreto de la infancia, está sucediendo con una rapidez que a veces no nos permite digerir lo aprendido.

Existen multiplicidad de recursos on-line, libros, audios, para dar ideas a los maestros aplicables al aula, basados en distintas miradas pedagógicas, en ocasiones incluso aparentemente contradictorias. 

En un contexto como éste maestros pueden hacerse preguntas prácticas como ¿A qué edad puedo dar un material? ¿En qué grado puedo dirigir o no el trabajo de un alumno para no robarle la creatividad? ¿Cómo puedo proponer actividades para un grupo de niños si cada uno de ellos es distinto?

En mi trabajo como asesora educativa además me he encontrado frecuentemente con esta pregunta: ¿Cómo voy a enseñar recursos creativos a los niños si a decir verdad no me siento una persona creativa? La sinceridad con la que se hacen esta pregunta muchos profesionales ha sido para mí el punto de partida para intentar dar respuesta a lo que yo creo que es una necesidad de nuestro tiempo.

Así que las preguntas con las que parto la formación de Creatividad para Maestros son: ¿Es posible desarrollar la creatividad de los maestros sin desarrollar la propia? ¿Solamente el maestro de arte puede ser poseedor de las herramientas prácticas y de la actitud necesaria para acompañar la creatividad de otros?

Para dar respuesta a esta pregunta, comenzaré por intentar dar una definición de lo que es para mí la creatividad:

- Una actitud ante la vida
- Un modo de encontrar soluciones a los problemas de cada época
- La capacidad de transformar lo que se nos da, de hacer frente a desafíos
- La habilidad de aprender de los errores, de ser resilientes y recomenzar
- La sabiduría de saber ver las oportunidades donde otros no las ven
- Un modo de conectar con la propia naturaleza y de hacer lo mejor posible con los propios dones

No sería un disparate ver estas frases como definiciones un poco abstractas. Son frases que se acercan a la esencia de la creatividad pero lo difícil es, evidentemente, trasladarlas al mundo práctico.

Hemos de tener en cuenta que cada ser humano es único. Y que no será lo mismo cultivar la creatividad en la edad adulta, que hacerlo en las distintas etapas del desarrollo infantil.

Lo mejor para cultivar la creatividad es atreverse a actuar, a experimentar en primera persona diferentes técnicas y herramientas que despierten nuestros sentimientos y pasiones y que luego nos ayuden a transmitir esa ilusión a otras personas.

Sin acción no puede haber creatividad. Tampoco es posible transmitir lo que no se ha vivido. Solamente con conocimientos teóricos no es posible acompañar la creatividad de otras personas, sean adultos o niños.

La creatividad que pueden cultivar los maestros traspasa los limites del aula. Está relacionada con información teórica pero termina en ella. El maestro creativo tiene que conectar con un interés genuino por la acción, por el mundo en el que vive y los retos que éste presenta.  Tiene que haber, por ejemplo, experimentado, apreciado y gozado del arte y de la belleza para poder despertar ese interés en sus alumnos.

Por todo ello, en mi opinión, la respuesta a si es posible acompañar la creatividad de otros sin alimentar la propia es no. Quien desea acompañar niños no sólo tiene que conocer sus etapas de desarrollo, y tener la voluntad de ayudarles, sino que idealmente ha de destinar siempre una parte de su vida a nutrir su parte creativa, a llenar su almacén de fantasía e imaginación para que no se apague la llama de su ilusión.

Es necesario que aprendamos como adultos a disfrutar del proceso independientemente del resultado, pues en muchas ocasiones una excesiva autocrítica acerca de nuestras capacidades creativas nos lleva a un proceso de autosabotaje que impide la valentía de la experimentación, un elemento indispensable en la vida de todo maestro.

Además de nutrir su parte creativa en la vida personal, los maestros pueden adquirir herramientas para acompañar a los niños como por ejemplo:
 
- La adquisición de nuevas técnicas artísticas
- Herramientas para creación de entornos creativos y ricos en la escuela
- Conocer modos de exponerles a la belleza y harmonía
- Buscar referentes externos a la escuela que sirvan de inspiración para encontrar sus propias soluciones
- Adquirir herrramientas de comunicación y colaboración saludable con otros y aprender cómo diseñar actividades con distintas soluciones para reforzar una individualidad sana
- Crear oportunidades en las que los niños puedan transformar su entorno y observar el impacto de sus acciones
- Abrirse a distintos modos de observar la realidad
- Fomentar la creación de imágenes internas y de soluciones individualizadas
- Familiarizarlos con el concepto de inpiración e intuición
- Conocer estrategias para fortalecer la fuerza de voluntad, los hábitos, la paciencia y la espera, así como a gestionar la tolerancia a la frustración y la incertidumbre

Todas estas ideas pueden ser aplicables en una edad u otra, de modo distinto, pues no es lo mismo acompañar la creatividad de un niño menor de 7 que uno mayor de 7 o de 14. Son mundos absolutamente distintos y el cómo se hacen las cosas es importantísimo.

En el caso del adulto acompañante, será imprescindible que aprenda a diferenciar entre su propia creatividad y la del niño, para no invadirlo con la suya, saltarse etapas o confundirlo.

La creatividad, en definitiva, es algo especialmente importante en nuestras vidas, pero en el ámbito escolar cobra una importancia extrema. Combinar adecuadamente teoría y práctica será imprescindible para el maestro que se aventure a acompañar la vida creativa de sus alumnos, así como la valentía de ponerse a sí mismo en situaciones nuevas que mantengan su motivación en forma.

A pesar de que el trabajo que requiere mantener en forma el músculo de la creatividad es constante, el premio es de incalculable valor. Vale la pena el esfuerzo, por nosotros y por el futuro de los niños.

SERVICIOS OFRECIDOS:

• Formación para grupos  y asesoría individual para educadores de la etapa 0-12 sobre creatividad dirigida al adulto y al niño

Todos los servicios se pueden realizar presencialmente, por Skype o teléfono.
Para pedir información: maria@mariafolch.com

Facebook e Instagram: MariaFolchArt

Blog con ideas prácticas: Ebeca